domingo, 30 de septiembre de 2018

ME VI, NO TENÍA OJOS



Me vi, no tenía ojos, entonces mi mirada se hundió en mi yo interior y lo escudriñó, ahora lo vomitaré.

No tener ojos causa desesperación, sobre todo si le das gran valor a tu mirada. Entonces moví los muñones de mis pestañas y párpados y no sé qué había en su lugar, solo sé que era repugnante seguir intentando abrir mis ojos, ellos no estaban. No queriendo ver más, decidí cerrar aquello y dirigirme hacia un nuevo horizonte en donde  me sintiera cómoda, solo debía conocer muy bien ese nuevo terreno. "De ahora en adelante solo vale mi instinto" repetía al tiempo que innumerables interrogantes me asaltaban.

¿Hacia dónde voy que pueda sentirme a gusto?

En este lamentable estado no puedo correr, no puedo evadir, tengo que asumir. 

¿Cómo lograré hacerlo? No se asumir. 

¿Qué puedo hacer ahora? Veré si aún puedo mirar. 

¡Oh! sorpresa, se prendió una luz en mi interior y las mentiras huyeron velozmente, me daba risa ver el asombro que causó en ellas el encendido repentino de esa luz interna tan prístina. Luego de un profundo silencio me encontré transitando por esos intrincados senderos de mi interior, ese recóndito e intocable lugar que muchísimas veces he querido ignorar.

Una vez recorridos mis íntimos caminos pude sentir la ausencia de miedo a mi misma, al principio no podía ni moverme por miedo a tropezar con lo falso, luego decidí actuar con la verdad y fue así como logré correr y volar en todas direcciones, al tiempo que todo lo demás se disipaba; así comencé a sentir sosiego, ahí en ese pequeño y cálido saco de mi misma.


Solo el saco de mí tiene valor,
Solo, el saco de mi pecho,
Sola en el saco de mí pecho,
Mi pecho tiene un saco vacío de mentiras.


Zulay Castañeda H.