PLATÓN (427-347 a. C.) - Esquema de su pensamiento
Platón - Exposición de su filosofía, conceptos fundamentales
LA TEORÍA DE LAS IDEAS Y LA ONTOLOGÍA PLATÓNICA
La Teoría de las Ideas de Platón (parte central de su filosofía) defiende un claro dualismo ontológico al proponer la existencia de dos tipos de realidad antagónicos: el mundo sensible y el mundo inteligible. En el Mundo Sensible (el interior de la caverna en el mito de la caverna) están las realidades individuales, materiales, temporales, espaciales, la multiplicidad, el cambio, y la generación y destrucción; es el conjunto de cosas perceptibles por los sentidos. El Mundo Inteligible (el mundo exterior en aquél mito) consta de las Ideas (o "Formas"), realidades universales, inmutables, eternas, invisibles, inmateriales, atemporales, aespaciales; las Ideas se conocen por la razón y son la auténtica realidad. Las Ideas son entidades extramentales, objetivas e independientes del hombre, y causas de las cosas: aunque ellas sean el auténtico ser, Platón no negará realidad a lo que se da a los sentidos; el mundo sensible, aunque inferior a las Ideas, posee también cierto ser, que le vendrá dado por su imitación o participación de las Formas. La tarea del Demiurgo es hacer que la materia informe y eterna tome rasgos semejantes a las Ideas. El mundo de las Ideas está ordenado jerárquicamente pues hay distintos tipos de Ideas: Idea de Bien, otras Ideas morales; Ideas estéticas, Ideas de Multiplicidad, Unidad, Identidad, Diferencia, Ser, No Ser, Ideas matemáticas y otras Ideas (Idea de Hombre...). Platón sitúa a la Idea de Bien en la cúspide de ese mundo; a veces la identifica con la Idea de Belleza e, incluso, con Dios. La Idea de Bien (el sol en el mito de la caverna) causa lo real pues la conducta humana se hace con vista a ella y todo lo real tiende a ella. Platón creyó que sólo si existen las Ideas tiene sentido el lenguaje humano, principalmente el de los “términos universales” (nombres comunes, sustantivos abstractos…); por otro lado, el conocimiento estricto (las verdades eternas) como la matemática sólo es posible si además del mundo sensible, siempre cambiante, hay también un mundo inmutable y eterno.
LA TEORÍA DE LAS IDEAS Y LA EPISTEMOLOGÍA PLATÓNICA (EL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO)
El conocimiento estricto, el siempre verdadero, se fundamenta en la teoría de las Ideas, que divide lo real en dos ámbitos distintos y a los que le corresponderá saberes muy distintos: la ciencia, que se ocupa de las Ideas, lo permanente, y la opinión, o conocimiento del mundo sensible, de lo que está sometido a generación y corrupción, de los animales, plantas y cosas fabricadas (la “creencia”) y de sus “sombras” y reflejos (la conjetura).En la CIENCIA, distingue Platón el pensamiento discursivo y la dialéctica. El primero se identifica con la matemática, que, a pesar de su valor, posee dos deficiencias: el uso de signos sensibles y el apoyarse en hipótesis (afirmaciones sobre el ser de sus objetos no suficientemente reflexionadas). La dialéctica es el conocimiento superior, se refiere al Mundo de las Ideas, a lo inmutable y universal, lo eterno, y se identifica con la filosofía. Platón la concibe de dos modos: como método racional que no usa de signos sensibles, pues emplea sólo la razón, ni descansa en "hipótesis", pues prescinde de todo supuesto y no deja ninguna cuestión sin examen o evaluación; el objetivo de la dialéctica es descubrir las relaciones existentes entre las Ideas. La auténtica filosofía es "una ascensión al ser": el filósofo (el dialéctico) debe “ascender” del mundo sensible al Mundo Inteligible o de las Ideas y en éstas a la Idea del Bien, fundamento del ser y de la inteligibilidad de las Ideas y de todo lo real. En cuanto al origen del conocimiento estricto, Platón defiende una teoría innatista, la teoría de la reminiscencia, según la cual conocer es recordar: al conocer verdades de tanta calidad como las de la matemática, en realidad nuestra alma está recordando algo que aprendió cuando, antes de encarnarse, vio en el Mundo Inteligible las Ideas y sus relaciones. Pero Platón también entiende la dialéctica como impulso erótico: el filósofo, mediante el cultivo de su sensibilidad, ascenderá desde el plano sensible al inteligible, desde las bellezas sensibles hasta la Idea de Belleza. El motor de dicho ascenso será un impulso erótico y el objeto del amor la belleza.
DIMENSIÓN ANTROPOLÓGICA DE LA TEORÍA DE LAS IDEAS (EL PROBLEMA DEL HOMBRE)
Platón concibe al hombre como un compuesto de dos sustancias distintas (dualismo antropológico): el cuerpo, vinculado al mundo sensible, y el alma, relacionada con el mundo inteligible. El alma humana es superior al cuerpo debido a que el alma es el principio de conocimiento y de bondad, pero más aún a que el cuerpo está sometido a corrupción y muerte mientras que el alma tiene un destino inmortal. Platón utiliza varios argumentos para demostrar la inmortalidad del alma, destacando el que se basa en la teoría de la reminiscencia, teoría que exige la preexistencia del alma antes de su encarnación para comprender el conocimiento eterno.
Para Platón, el alma nos iguala a los dioses y permite el conocimiento de las Ideas; distingue tres partes en ella: la racional, representada en el mito del carro alado por el cochero; es la más noble y elevada, y su función es conocer intelectivamente y guiar a las otras dos; la irascible, representada por el caballo bueno y hermoso, símbolo del valor y la voluntad; y la parte concupiscible, representada por el caballo malo, difícil de guiar, símbolo del deseo y la pasión sensible inmoderados. El alma busca la liberación del cuerpo y en esa búsqueda practica la filosofía como aproximación intelectual al mundo que le es propio. La parte racional del alma debe intentar purificar al individuo de los apetitos sensibles, y le corresponde dirigir la conducta humana. El dualismo antropológico de Platón se caracteriza por mantener una radical escisión en el hombre: el alma inmortal, lo más divino, principio de conocimiento y moralidad; y el cuerpo, origen de la ignorancia y del mal. Para Platón el cuerpo y sus pasiones son responsables de todas nuestras desgracias y sufrimientos. La tarea más importante del hombre será, por ello, la práctica de la virtud, basada en la renuncia a los apetitos corporales, y la práctica de la filosofía. La purificación moral e intelectual tiene como objeto que las almas se dejen guiar por lo que es justo y recto y de ese modo cumplan con su destino último, la morada divina, en donde preexistían.
CONSECUENCIAS DE LA TEORÍA DE LAS IDEAS EN ÉTICA Y POLÍTICA (EL PROBLEMA DE LA MORAL Y LA SOCIEDAD)
La teoría de las Ideas de Platón permite la superación del relativismo moral de los sofistas, pues las Ideas serán el fundamento objetivo y eterno de la vida moral. Platón quiere averiguar lo que sea el Sumo Bien para el hombre. El Bien absoluto son las Ideas, cuya contemplación es la felicidad suprema. Mediante la práctica de la virtud se accede al Sumo Bien y, por tanto, a la suprema felicidad; la virtud es el estado del alma que le corresponde por naturaleza, y como el alma tiene tres partes habrá una virtud peculiar para cada una de ellas: a la parte concupiscible le corresponde la templanza, o continencia de los placeres; a la parte irascible, la fortaleza o valor, y a la parte racional la virtud de la sabiduría o prudencia que se encarga de regular la totalidad de las acciones humanas. La virtud del alma en su conjunto es la justicia, entendida como armonía u orden entre esas tres partes.
Platón creerá que el hombre es un ser social por naturaleza; ello explica la aparición del Estado (la Polis). El individuo puede alcanzar su máxima realización en el Estado, pero para ello el Estado deberá ser perfecto. En el análisis del Estado, Platón utiliza una división tripartita análoga a su división del alma; el Estado tiene las mismas necesidades materiales y los mismos fines éticos que el hombre. Cada parte del alma se puede relacionar con una clase social: la parte racional con la clase de los gobernantes, el alma irascible con la clase social de los guerreros, y la concupiscible con la de los artesanos. Los filósofos, cuya virtud es la sabiduría o prudencia, son los únicos aptos para el gobierno; los soldados deben defender y guardar la polis; los artesanos suministran los medios materiales que la comunidad necesita. El fin del Estado es la justicia, el bien de todos los ciudadanos, que sólo es posible cuando todos los elementos que componen la sociedad realizan su función propia. De entre todas las clases sociales destaca la de los dirigentes: para Platón, puesto que cabe el conocimiento del Bien (de las Ideas), es legítima la tutoría de los que han tenido acceso a dicho Bien (los filósofos) sobre el resto de los ciudadanos; el filósofo ha de ser el gobernante, o los gobernantes han de ser filósofos.
Puesto que los filósofos deben buscar el bien general, con el fin de evitar tentaciones interesadas y distracciones inútiles no poseen propiedad privada alguna, ni mujer, ni hijos propios (“comunismo platónico”). También los soldados renuncian a la familia y a la propiedad privada. Sólo a los artesanos se le permite la propiedad privada (limitada y controlada por el Estado) y los vínculos familiares estables. En este Estado ideal sólo los mejores, una minoría muy selecta, ostentan el poder. Es un Estado de clara inspiración aristócrata. Finalmente, junto con la descripción de la sociedad ideal, Platón hace también una descripción y valoración de las formas reales de gobierno; existen cinco formas de gobierno: de la monarquía o aristocracia, por degeneración sucesiva, surgen las demás: la timocracia, la oligarquía, la democracia y, la peor de todas, la tiranía.
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