(Lectura recomendada para ensayo final/EOE- I)
Por: Gustavo Torroella
El objetivo que nos hemos propuesto es el estudio del ser humano que, como vimos, es una parte de esa estructura tripartita de la vida humana. Pero, no se puede comprender de forma aislada o desconectada de la estructura de la vida que implica: al ser humano mismo, al mundo y a las acciones, en interacciones dialécticas que lo vinculan con el mundo y a través de las cuales él es objeto resultante y sujeto creador de ese mundo y de sí mismo.
¿Qué es el humano? Veamos algunas coincidencias o puntos de vista comunes, fundamentales que nos proporcionan una base, una plataforma.
En un enfoque inicial del estudio del ser humano, en vez de definirlo, preferiría verlo desde el punto de vista de un proceso complejo en el que estos componentes no son elementos yuxtapuestos o conectados mecánicamente, sino que a partir de una base o raíz biológica que compartimos con el resto de los seres vivos y en virtud, digamos, de una cierta fuerza o elan vital que lo impulsa en interacción con el medio ambiente, se desarrolla y genera un ser social o psicosocial que ulteriormente deviene en un ser, además, espiritual (capaz de crear obras culturales), que es objeto y resultado, así como sujeto creador del mundo de la cultura que lo engendra y es engendrada por ese ser humano en una constante espiral dialéctica.
Pero las fases o aspectos de ese proceso no hay que verlos de manera dispersa o inconexa, sino como un proceso único, integral, evolutivo, que determinó la aparición de la especie humana (hominización), en el que apreciamos varias relaciones e interacciones:
del hombre con la naturaleza, con el mundo biológico
del hombre con los otros hombres
del hombre con la cultura u obras humanas
En este proceso surge lo espiritual como objeto y sujeto de la propia cultura y, como culminación de ese proceso, el hombre es capaz de relacionarse consigo mismo a través de la autorreflexión.
Mediante esas relaciones e interacciones dialécticas del hombre con el mundo y consigo mismo, se va creando una zona o nivel superior de la persona, constituido por la concepción del mundo y de sí mismo, una capacidad de elegir, proyectar y actuar con autonomía, autodeterminación y creatividad (algunos psicólogos la localizan en el lóbulo prefrontal), que posibilita que el hombre transforme al mundo y a sí mismo. Esta autoformación del hombre o creación de sí mismo se ha considerado como el objetivo final de la formación cultural.
Proveniente de un humilde origen, enraizado en el mundo animal, el hombre asciende impulsado por esa energía o fuerza vital en interacción dialéctica con el ambiente que lo rodea, hasta convertirse en un ser superior transformador y creador del mundo y de sí mismo pero también capaz de deteriorarlo y destruirlo, según predomine en él la biofilia (amor a la vida), o la necrofilia u odio a la misma y el egocentrismo, capaz de sacrificar y depredar al mundo en propio beneficio que a la postre se convierte en un acto suicida.
Las ciencias que tratan del hombre, en una concepción humanista, tienen el deber de trascender el plano descriptivo y explicativo (como orienta la oncena tesis de Marx a Feuerbach) e intervenir como agentes éticos de cambio, al promover y orientar en el hombre su desarrollo y mejoramiento, mediante el amor y la creatividad, tanto en el plano social como en el individual.
Necesitamos conocer cómo somos, de dónde venimos, cómo nos hemos formado, cómo nos seguiremos desarrollando y hacia dónde vamos, pero no debemos quedarnos en el plano pasivo de reflejar y reflexionar sobre el mundo, sino que las ciencias del hombre deben darnos, además de las teorías, las herramientas, las técnicas que nos permitan intervenir en la realidad de modo consciente, racional y responsable para crear un mundo y un hombre mejores.
Para lograr estos objetivos que le darían más sentido a nuestras vidas, deberíamos concebir, proyectar y convocar para el estudio en equipos interdisciplinarios la realización de esta magna tarea, la más importante del siglo XXI, construir un mundo de mejor calidad de vida.
Para orientarnos en tal sentido una de las determinantes es seguir investigando las diversas facetas y problemas que entraña el estudio del hombre con la doble finalidad de contribuir al desarrollo de nuestra ciencia y como una preparación para los grupos interdisciplinarios orientados hacia el estudio integral del ser humano.
¿Qué es el ser humano? http://www.sld.cu/saludvida/asisomos/temas.php?idv=6577
Edición: Cristina Martínez
Edición web: Vicente Costales
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