En la quietud de mi taller camino y camino, algunas veces sobre elementos frágiles, solo hay que saber pisar sin miedo, caminar con paso firme.
Una de mis mascotas asaltó mi "Taller en Fa" -aún no sé cuál de ellos- robándose una maraña de huesos y dejándola abandonada en el patio lo que dio origen a esta acción.
La llovizna suave, después de muchos días sin agua del cielo, me animó a caminar sobre mis huesos, a deconstruir mi obra, a rescatarla de sus astillas de huesos rotos, como los míos luego de mi largo y divertido caminar por la vía, a hacerla resurgir, resucitarla y con ella yo; lo que en un segundo me consternó, luego me llevó a reflexionar de manera fugaz y decidida. Volví a sonreír, comprendí que mi humanidad no pesa nada, que soy liviana, que no rompo huesos pero sobre todo que sigo viva. Me di cuenta que veo muertos, que soy frágil y vulnerable. Por todo ello solo vivo el instante presente, amo lo que hago; procuro siempre estar en conexión con Aquel superior que lo mueve todo, Él por encima de mi cabeza.
Una de mis mascotas asaltó mi "Taller en Fa" -aún no sé cuál de ellos- robándose una maraña de huesos y dejándola abandonada en el patio lo que dio origen a esta acción.
La llovizna suave, después de muchos días sin agua del cielo, me animó a caminar sobre mis huesos, a deconstruir mi obra, a rescatarla de sus astillas de huesos rotos, como los míos luego de mi largo y divertido caminar por la vía, a hacerla resurgir, resucitarla y con ella yo; lo que en un segundo me consternó, luego me llevó a reflexionar de manera fugaz y decidida. Volví a sonreír, comprendí que mi humanidad no pesa nada, que soy liviana, que no rompo huesos pero sobre todo que sigo viva. Me di cuenta que veo muertos, que soy frágil y vulnerable. Por todo ello solo vivo el instante presente, amo lo que hago; procuro siempre estar en conexión con Aquel superior que lo mueve todo, Él por encima de mi cabeza.
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