Flores
amarillas
vuelan sobre
mi cabeza
y tejen crinejas
en mis
rizos.
Camino con
la tarde
y una brisa
fragante
me envuelve
y arropa
con su tono
cobrizo.
Busco el
origen de ese aroma
suave,
sutil,
imperceptible,
amarillo.
Ahí en medio
del verano
resistiendo
la sequía
un Araguaney pringado de flores
un Araguaney pringado de flores
entonaba su
melodía
“Flores
amarillas para tÍ”.
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