Locura
silenciosa
Locura silenciosa, sin testigos, sin palabras,
solo gemidos.
Caricias de fuego, comprometedoras
que queman, que abrazan,
que dejan un sabor a miel y hiel en la boca.
Locura diurna sin abrigo, añorada,
solo gemidos.
Y me quedo el resto del día
sin saber qué hacer con esta flama
que hiere, que agrada.
Calla, no hables, solo ama,
solo gemidos.
Y llega la noche
y me vence el no saber cómo
dormir
sobre centellas que retumban en
el alma
y no me queda más que emitir
solo gemidos.